Se hace lugar al pedido de un súbdito: se limita la cantidad de desodorante o perfume que un pueblerino puede portar, en proprción inversamente proporcional a la calidad del mismo, siendo el Mc Gregor el último de la lista.
El mismo criterio se aplica, con riguroso celo,  a las señoras mayores

3 comentarios:

¡Mondoke! dijo...

No hay palabras que puedan expresar mi inmensa gratitud oh su gran subjuntiveza.
El pueblo de los que viajamos en bondi (o cualquier transporte público) le estaremos eternemente agradecidos.

Didí dijo...

sufro de horribles migrañas desde la pubertad.
me parece que fueron provocadas por una vecina queme cuidaba de niña y usaba un asqueroso perfume llamado Rumba. sólo el nombre del perfume me desata una leve cefalea que, esperemos, no termine con fotofobia y demases...

Tambien me producen los mismo los sahumerios baratos de colores fluo (principalmente los vendidos en trenes y algunas florerías de corrientes).

Subjuntivo dijo...

Lo de los sahumerios es inhumano, completamente!

S.