Al pelotudo que llegare a la puerta del edificio al cual tuviere que ir, y tras notar lo inmeso de su imbecilidad y descubrir que no posee los datos del piso al cual debe dirigirse empezare a tocar timbres indiscriminadamente, preguntando por la persona que le concierne correspóndele treinta patadas en el orto, y la confiscación de efectos personales.
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